La gente se suele sorprender de lo poco conscientes que son de su rigidez, debilidad o falta de coordinación
cuando prueban la primera clase de ashtanga yoga. Se caen sobre el abdomen al tratar de hacer las planchas
del saludo al sol, les cuesta respirar en ciertos momentos o no llegan a tocarse los dedos de los pies. Estos
son sólo algunos de los muchos movimientos que los alumnos habituales hacen sin esfuerzo.
Tras la primera clase tienes muchas agujetas, los brazos que ni siquiera se levantan y las piernas te tiemblan.
Pero aún así ¡es incredible! acabas de darte de frente con el gran potencial de tu cuerpo, y empiezas a subir
de nivel. Si algo que haces te resulta fácil ¿qué beneficios esperas tener a nivel físico o mental?

Desde 2001 ,que llevamos enseñando ashtanga yoga, por el centro han pasado muchos alumnos de todo tipo,
desde los más rígidos hasta los más flexibles. Y todos han encontrado dificultades en la práctica, frustraciones,
pero cada pequeño avance en la práctica les aporta un poco más de claridad, eficiencia, equilibrio interno,
energía o disfrute. La práctica de ashtanga es una decisión que tomas para creer en ti mismo y enfrentarte a
todas las dificultades que vayan surgiendo.

El ashtanga yoga es una estilo muy vigoroso en el que se suda, se genera mucha condensación y calor en la
sala. Es una forma de purificación desde dentro. Dicha purificación se produce al conectar las asanas
(posturas) sincronizadas con una técnica respiratoria –ujjayi- y la atención constante. Pero es mucho más
que ejercicio físico, la conciencia te ayuda a experimentar cada vez mayor calma, energía, salud y bienestar.
Pero en este viaje no hay que tener prisa, sino paciencia y aceptación.

Las investigaciones modernas han descubierto lo que la Ciencia yóguica conocía desde hace milenios: que la mente y el cuerpo están íntimamente conectados. De manera que cuando actúas y piensas de una
determinada forma se crean hábitos mentales que condicionan el cuerpo. Estrés crónico, ansiedad, malos
hábitos alimenticios o de sueño, defensas bajas, son sólo algunas situaciones que van asociadas a estilo de
vida actual y que pueden regularse con la práctica habitual de yoga. Entre algunos de los beneficios que
también aporta el yoga es la pérdida de peso, mejora el sueño, aumenta la energía y la concentración.

 yoga parque El ashtanga yoga es un sistema que fue creado por T. Krishnamacharya, considerado el profesor de yoga más
importante y profesor de profesores como B. K. S. Iyengar, Pattabhi Jois, Srivatsa Ramaswami, Indra Devi, T. K.
V. Desikachar y muchos otros. Seguir un linaje en yoga es muy importante, porque estudias y aprendes de
algún profesor, que fue alumno de otro maestro que a su vez estudió con un gran maestro. Por eso es
importante que la línea temporal de la enseñanza no se pierda. Si se pierde, lo que sucede es que la gente se
tiene que inventar las cosas, porque no las han aprendido lo suficiente. Nuestro centro está basado en las
enseñanzas directas recibidas de Tomás Zorzo desde 1998. Y en la actualidad seguimos en formación con
Srivatsa Ramaswami, alumno de Krishnamacharya durante más de tres décadas. Podemos estar tranquilos de
que nuestra enseñanza en el Centro Victoria sigue el linaje de los maestros de yoga y no tenemos que inventarnos nada nuevo.

Mucha gente cree que no pueden practicar ashtanga porque no son flexibles. Pero lo importante es descubrir
todo lo que la práctica puede hacer por ti, aparte de que logres posturas con tu cuerpo. Lo importante es el
cambio integral que se produce, el cambio de hábitos físicos, mentales y vitales, día a día. Lo principal no es
ser flexible, sino tener una fuerte determinación para andar el camino de la transformación.

La primera serie de ashtanga yoga tiene todos los ingredientes para generar bienestar: flexiones, extensiones,
ejercicios dinámicos, saltos, cierres internos o bandhas (origen de los novedosos y revolucionarios ejercicios
hipopresivos) inversiones y un largo etcétera que alimenta el cambio integral.

Lo más específico del ashtanga es su carácter secuencial en las posturas que se repiten cada día. De esta manera se va progresando poco a poco, haciéndote más fuerte y flexible. Vas entendiendo lo que haces, qué va
sucediendo en el cuerpo o cómo respiras, todo esto es un aprendizaje de la inteligencia que conecta el
movimiento con tu interior.

Haz clic en la imagen para descargar la secuencia completa

Primera serie de Ashtanga Yoga
Se recomienda practicar 3 días por semana, pero lo más importante es ser regular y crear un nuevo hábito.
Que no sea un mero hobby, que practicas según te apetezca o no, es necesario cierto nivel de compromiso.
Sólo las acciones que se repiten lo suficiente llegan a transformarte realmente. Por eso los principales
obstáculos a la transformación son el apego y la aversión que resultan de las experiencias placenteras o
dolorosas. La mente que no está entrenada está perpetuamente corriendo hacia el placer y huyendo del dolor,
lo que alimenta el ciclo del sufrimiento.

Lo que tenemos en común todas las personas es que queremos ser felices. Y una mente concentrada es más
feliz que una mente dispersa. El yoga enseña a la mente a concentrarse y permanecer en situaciones de cierta
dificultad. No te enseña a huir de las dificultades y correr hacia el placer, sino a desarrollarte gracias a
enfrentarte a ellas con inteligencia.

Sentirás una enorme satisfacción cuando vayas progresando día a día.
Al trabajar, avanza desde lo posible hacia lo difícil. Cuando las posturas difíciles se conviertan en posibles, las
imposibles parecerán solamente difíciles y posibles con esfuerzo.

Srivatsa Ramaswami

En la práctica de ashtanga la respiración se sincroniza con los movimientos lo que se define como “vinyasa”.
En las posturas difíciles tendemos a contener la respiración, al igual que en situaciones difíciles, frustrantes o
dolorosas tenemos esa tendencia. Pero seguir respirando a pesar de la situación o de la postura te permite
vivenciar ese dolor, sentimiento o lo que sea que se está generando internamente. Lo que indica la maestría
en el yoga, no es la agilidad con la que se hacen las posturas sino la capacidad de respirar profunda y
conscientemente cuando se realizan.